Política & Corrupción S.A.
De aquellos polvos estos lodos. En la gloriosa época felipista obrera y española, para ser alguien, había que hacerse rico. Y, además, en el menor tiempo posible. No en vano el ex ministro Solchaga acuñó aquello de que, España era el país en el que uno podía hacerse rico en el menor tiempo. Los héroes del papel cuché y de los escenarios televisivos de entonces eran los Albertos, Mario Conde, Javier de la Rosa, Miguel Durán, Sarasola y otros barandas de igual pedigrí. Todos ellos muy conectaos con el poder y gravitando en su órbita. Porque lo que omitió Solchaga, es que para forrarse, rápidamente y como sea, hay que contar, como mínimo, con el apoyo de alguno de los poderes establecidos. No es ningún consuelo que pasado el tiempo, la mayoría de esos todopoderosos hayan acabado en el talego. Pues que se sepa, ninguno devolvió la pasta “ganada” ilícitamente. Como tampoco la devolvieron Roldán, Gil, Juan Guerra, Julián Muñoz y el resto de la tropa corrupta. Quizá por eso se ha llegado a la esperpéntica situación actual, en la que no transcurre prácticamente ni un solo día sin redada judicial. La semana pasada le tocaba el turno a los ayuntamientos andaluces de Almogía y El Ejido. Como primera cosecha, un montón de imputados. De los que la mayoría seguirán en el cargo, porque aquí todo hijo de vecino – y unos mucho más que otros – es inocente hasta que no se demuestre lo contario. Por eso el pueblo es tan descreído.