Decrecimiento solidario (II)

Publié le par Manolo Barrero

Hemos dicho que existen soluciones. Pues bien, vamos a exponer algunas relacionadas con el sector del automóvil. Una industria golpeada por la crisis y con miles de puestos de trabajo pendientes de un hilo. Las primeras medidas han consistido en regulaciones temporales de empleo, pero a buen seguro que muchas de ellas se convertirán en supresiones definitivas. Al menos que se proceda a un cambio radical de orientación y se aborde una reconversión industrial del sector en toda regla. Por ejemplo, fabricando vehículos más pequeños y precintados de fábrica para que no puedan rebasar la velocidad máxima de 120 Km. De ese modo no sólo disminuiría el consumo de petróleo y la polución, sino que también se reducirían notablemente los gastos para el usuario. Lo que significa más poder adquisitivo para destinarlo a otros sectores. Es decir, creación de empleo, tanto en la industria del automóvil como en otros muchos sectores de actividad.

Además, tendría que mejorarse y ampliarse considerablemente la red de transportes colectivos que existe actualmente, de manera que se pudiera prescindir del uso del coche en los términos que se está haciendo ahora. También de ese modo contribuiríamos a una importante reducción de la polución y del efecto invernadero y por supuesto de nuestro consumo de petróleo. O sea, más empleo. Además, nuestras ciudades serían más habitables y menos estresantes. Es decir, que ganaríamos en calidad de vida y relaciones sociales.

También en el sector de la vivienda se podrían hacer muchas cosas. Sólo se requiere voluntad política y no ceder ni a la presión ni al chantaje de los promotores. Por ejemplo, aislando térmicamente esas viviendas desarrollaríamos las energías renovables, lo que significaría la creación de cientos de miles de puestos de trabajo. Y, además, sin posibilidad alguna de ser deslocalizados, como está sucediendo en la actualidad con ese nuevo fenómeno de la mundialización, que consiste en trasladar las empresas allí donde la mano de obra es más barata.

En el sector del consumo también debería producirse un cambio radical. Tomemos como ejemplo el sector hortofrutícola. Hoy es posible producir biológicamente y a distancias razonable de los lugares de consumo. Lo que significaría reducir los costes de transporte y por ende, de esos productos. Una vez más también esto tendría efectos benéficos para el medio ambiente, además de para el consumidor. Y sobre todo, favorecería la creación de empleo en el sector de la agricultura y nos alejaría de muchas turbulencias especulativas de los mercados internacionales.

 

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