Envidia puñetera

Publié le par Manolo Barrero

Europe-Ecologie.jpgPara la historia quedará que el 13 de noviembre de 2010 la ecología política dio un paso de gigante en Francia y por ende en Europa. Después de años de desencuentros y no pocas luchas intestinas, los ecologistas más responsables y cabales lograron convencer al resto de que el crónico cainismo sólo llevaba al desastre. Y lo que hasta hace bien poco parecía imposible se produjo. Me refiero a ese amplio movimiento que se constituyó con el nombre de Europe Ecologie y en el que desde entonces conviven en buena armonía diversas sensibilidades sociales o culturales. Sin ir más lejos José Bové y Cohn-Bendit. Incluso me atrevería a decir que también políticas. Pues bien, ese conglomerado formado por Europe Ecologie-Les Verts se reúne el próximo sábado en la ciudad de Lyon, en una especie de Convención Nacional, para alumbrar un nuevo partido político cuyo nombre decidirán democráticamente los asistentes a dicha Convención. Será, sin duda, el acontecimiento político del otoño.

Entre tanto, los ecologistas españoles seguimos con nuestras viejas y enquistadas querellas bizantinas. Maquinado como le cortamos la cabeza al primero que la asome. Ni siquiera somos capaces de ponernos de acuerdo sobre la manera de concurrir a las próximas elecciones municipales que están a la vuelta de la esquina. Este mismo mes se celebrarán las catalanas y habrá competencia entre candidaturas ecologistas. Y si nadie lo remedia ese mismo escenario se repetirá en las municipales y autonómicas del 22 de mayo. Ni siquiera Equo podrá evitarlo. Porque contrariamente a lo que el sentido común aconseja y la responsabilidad política exige, una vez más, los intereses personales se han vuelto a anteponer al interés general del ecologismo. Y en esas circunstancias lo único que se puede esperar es una severa sanción del electorado.

No es necesario un derroche de perspicacia para llegar a la conclusión de que es necesario salir cuanto antes de este callejón sin salida. Y eso es lo que se proponía Equo con el patrocinio del PVE. Lo que sucede es que no todo el mundo está por la labor. Me refiero, claro está, a algunas gentes de la propia familia Verde. Que inconscientemente o con premeditación, alevosía y nocturnidad le están haciendo el caldo gordo a quienes apuestan por el fracaso de este nuevo proyecto. Si ya es harto difícil romper el cerco de la banalización de la ecología, no digamos si dentro de nuestras propias filas tenemos una quinta columna dispuesta a tirar contra todo lo que se mueve. Por eso la gente de Equo tiene que hilar muy fino y alejarse de todos esos cantos de sirena interesados. Y sobre todo desterrar desde el principio ciertas prácticas muy enraizadas en ciertos sectores verdes. Personalmente observo con cierta preocupación el futuro a corto y medio plazo del ecologismo político en nuestro país. Seguimos siendo pocos y mal avenidos. Y, además, nuestro perfil político está muy por debajo de lo que se necesita y la actual situación requiere.

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